Hasta los árboles se mueven. Sus raíces se mueven a distancias insondables y sus ramas y copas se menean con el soplido y las ráfagas de viento. ¿Por qué debemos aferrarnos a vivir toda la vida en un mismo lugar? ¿Es esto natural? Hace unos cuantos miles de años atrás una versión antigua de nosotros decidió asentarse y cultivar la tierra. Se dice que los natufianos, una civilización que existió en el epipaleolítico (12.500-9.500 a.C.) fueron de los primeros en adoptar la vida sedentaria.
¿Es natural ser sedentario y formar tu vida en torno a una misma comunidad y una misma cultura? Como te imaginarás querid@ lector@, la opinión de quien te escribe es un rotundo NO.
El nomadismo es algo natural
Emigrar, ser nómade, viajar, moverse, son necesidades del cuerpo, del alma y de las culturas. Todas las naciones se enriquecen con el flujo de inmigrantes, de lo foráneo, de lo nuevo, de lo innovador. Esto es tanto un derecho como una urgencia. La lengua alemana nos ofrece el vocablo Fernweh, que significa literalmente “dolor por lo lejano”, en otras palabras: añoranza saudade de lo lejano. Ese mirar al horizonte y suspirar entrañablemente.
Quienes hemos sido infectados por el virus incurable del amor por viajar entendemos plenamente ese Fernweh. Su opuesto es el Heimweh, en inglés homesickness, en español algo así como “añoranza del terruño/ del hogar”, en el hermoso portugués saudade. Y yo creo que en argentino sería un tango. Se conocen ambos sentimientos y conviven entre sí. Amar, se ama a personas, a seres vivos, al recuerdo de una comida, de un aroma, de una textura, de una música y se los asocia a un lugar. ¿Significa que debemos permanecer allí?
Moverse para evolucionar
Sin cambios, crisis, ni movimiento, no hay transformación. Estamos en plena pandemia. Hoy es un día en la Argentina, donde nací, -pero no es nada “mío” porque Argentina como todos los países son constructos, mitos inventados por los humanos para contarnos historias y separarnos de otros seres vivos, hermanos humanos- y viajar con la imaginación, con los proyectos y ver oportunidades afuera es una realidad real y palpable.
Emigrar es un derecho, viajar es un derecho. Te invito a salir de la zona de confort y probar comidas que nunca conociste, hacerte amig@ de personas muy distintas a vos, beber líquidos novedosos y extraños, visitar ruinas, parques, naturaleza, urbes diferente, abrazar árboles milenarios… A saborear… Saborear la vida.